Tomando café en nuestra cafetería favorita, al lado de Bryant Park, donde te regalan un bombón con el café |
Hoy se acumulaban los planes: por un lado Gennady, el amigo de Walter que conocimos ayer, nos había invitado a su fiesta en un rooftop de Park Avenue, en el Hotel Giraffe; por otro lado, María había quedado con Nuño, espontáneo de Félix, para cenar y Avenue... Los dos planes eran super apetecibles y me lo iba a pasar bien seguro en cualquiera de ellos.
El tema es que esta semana está un poco decidida: planes con Stephanie y Maria, que es su última semana. De hecho, en Memorial (este puente) ellas se fueron a Rep. Dominicana y por eso no coincidimos. Yo ya he ido mil millones de veces y para cuatro días , de los cuales iban a pasar dos en la capital, no me merecía la pena. Así que menos días que pasar juntas y ya puedo sentir la cuenta atrás.
Hemos ido directas de la oficina a Sushisamba, en la 7a Ave. María se ha tenido que quedar a última hora, así que Steph y yo nos hemos adelantado.
Ha empezado a diluviar de camino. De la nada, diluvio universal al más puro estilo caribeño. En un paso de cebra, ha sucedido el clásico que uno se imagina en Nueva York (esta parte no es tan caribeña): lluvia>charco>taxi-> OLA ENCIMA DEL PEATÓN (en este caso, Steph y yo). No he podido evitar soltar un grito de terror... seguido de una carcajada, mientras veía a Steph calada como si se hubiera tirado de cabeza a una piscina, con gotita cayendo de la punta de la nariz incluida... Claro que había que verme a mí también! Y no he acabado cual concurso de camisetas mojadas por suerte, por un momento de iluminación en el que he pensado que quizá tendría frío a última hora. (Reflexión #1- Improbable tener frío si te acuerdas de coger algo. Reflexión #2- De la lluvia/paraguas no me he acordado, chaparrón seguro).
Nos hemos tomado un cocktail en la barra mientras esperábamos a María. Aquí es lo más habitual que no te dejen sentarte hasta que haya llegado todo el mundo, como hacen en Madrid -y odio- en Lateral, aunque lo cierto es que ha estado bien tanto el cocktail como el rato para charlar.
El restaurante, que sale en SATC, ha estado bien, un poco de sushi un poco exótico con la música a tope, cocktails y camarero muy guapo (y un poco lentito). Lo mejor, las tres riéndonos de nuestra sombra. Laura al final fue a la fiesta de Gennady con María y ahora nos hemos escrito: están terminando de cenar, en Pastis.
De Sushisamba, María y yo nos hemos ido a Veranda. De hecho he elegido el restaurante, Sushisamba, para que luego María pudiera ir por última vez a su sitio de salsa favorito (algo que ella ha pensado que era una casualidad... ha!).
Veranda |
Salsa, bachata... ¡cómo me gusta esa música!
Ahora de vuelta a casa: mañana a las 9am de nuevo en la oficina. Tengo call, pero en general desde que se fue María me he propuesto volver a ser puntual- y lo estoy consiguiendo!
xoxo